¿Cuántas veces sentimos una ansiedad que nos hace sentir mal y que por más cosas que hagamos no remite? que a pesar de sentirnos bien y tener una vida estable, cómoda y feliz, ¿seguimos sintiendo esa ansiedad rondando por dentro?
Esto se debe a esas emociones que hemos ido rechazando y reprimiendo a lo largo de nuestra vida para asegurarnos el amor de nuestra pareja y satisfacer las expectativas de la sociedad, de la familia o de una imagen que nos creamos de nosotras mismas.
Y esto genera un bloqueo manifestándose como emociones negativas que a su vez volvemos a reprimir para no perder la simpatía de nuestra pareja y de los que nos rodean.
De esta manera se produce un vacío emocional que nos lleva a rellenarlo intentando poseer el amor, buscar reconocimiento o adquirir bienes materiales que, sin embargo, a la larga nunca nos satisface según lo esperado y nos decepcionamos, por lo que conseguimos una ansiedad que nunca acaba.
Pero al disolver los bloqueos utilizando la sanación a través de la energía sexual, los pensamientos y emociones que se liberan (como el llanto, la rabia, etc) no son rechazados o eliminados, sino que son sustituidos por la experiencia de la relajación, la alegría y el placer creciente, ocurriendo una transformación positiva y eliminando la ansiedad.
Hay que aceptar y aprender de lo liberado y concentrarse en ello cuando esto sucede, y aún más si es doloroso y desagradable, pues activa el poder de sanación.
Aquí se trata de nosotras mismas y sólo en segundo lugar los demás. El objetivo es conocerse y desbloquearse a sí mismas con el despertar que concede el trabajo con la energía sexual.
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